martes, 29 de mayo de 2012

Cosmovisión a través del Lenguaje


Origen

El lenguaje es uno de los rasgos más distintivos y fundamentales del ser humano. Su aparición ha sido paulatina, fruto de un largo proceso evolutivo cuyos orígenes se remontan  a hace docenas de miles de años hasta la actualidad. Esto ha sido posible gracias a cambios tanto biológicos como culturales. Por una parte, el aumento de la capacidad craneal, así como las modificaciones en órganos como la laringe han sido imprescindibles. Además, el origen del lenguaje no hubiera tenido lugar de no ser por las necesidades comunicativas surgidas a raíz del aumento poblacional, de las cada vez más elaboradas formas rituales primitivas y de la toma de autoconciencia humana.

Esto hace que la comunicación humana y animal sean radicalmente diferentes. La animal es instintiva, mediante señales ante estímulos. La humana, en cambio, sucede mediante signos no instintivos con un contenido social, y que por lo tanto deben ser aprendidos a través de un largo proceso de enculturación y socialización, aunque tampoco podemos olvidar la teoría de la gramática universal, según la cual el aprendizaje no puede ser la única explicación posible de la adquisición del lenguaje, sino que hay que aceptar la existencia de unas reglas lingüísticas innatas en el cerebro humano que hacen posible la adquisición del lenguaje. 

           Un signo es un fenómeno o suceso sensible y perceptible que carece de sentido en sí mismo, y que solo se entiende en tanto sirve para remitir a una realidad, natural o convencional. Destaca, como signo comunicativo eminente, la palabra.


Palabra

La palabra, como se ha dicho, es un signo lingüístico, por tanto humano, pero su definición exacta es extensa y problemática. En principio, consta de dos componentes: el significante (imagen perceptible acústica o gráfica), y el significado (imagen, idea, concepto, representación mental de un referente o realidad extramental). Como se puede ver, el significante apunta al significado y remite a él.

De esta manera, se comprueba que el lenguaje consta de una variedad enorme de signos lingüísticos a través de los cuales podemos representarnos conceptos, y con ellos, tratar de comprender o acceder a la realidad. Las consecuencias filosóficas derivadas del intento de definir la palabra y sus implicaciones son evidentes.


Cultura 

El lenguaje ocupa un lugar central en la cultura y en el proceso de enculturación. Es, de hecho, con seguridad el más perfecto y amplio sistema de signos culturales. Cada cultura, así mismo, tiene su lenguaje o lenguajes propios y característicos, con los que posibilita la comunicación entre sus miembros a la vez que les dota de elementos con los que formarse ideas de la realidad. De esta forma, se puede afirmar que cada cultura determina de un modo único y particular la manera en que sus individuos entienden y acceden a esta realidad. De aquí que una misma realidad pueda ser abordada diferentemente por diferentes culturas según su lenguaje. Ésta es la hipótesis de Sapir-Whorf, que debe, no obstante, ser matizada teniendo en cuenta la teoría de la gramática universal.

En cualquier caso, el lenguaje, y por tanto la cultura, al comportar una determinada cosmovisión, constituye uno de los factores más influyentes y determinantes en la forma de percibir la realidad, de formarse ideas sobre ella y de interaccionar y actuar en el mundo.


Cambio

Los lenguajes lentamente varían, empujados bien por la necesidad, bien por la creatividad de sus hablantes. Continuamente van surgiendo nuevas palabras (el escritor Anjel Lertxundi es el creador de la reciente palabra vasca “sarelari”) a la vez que desaparecen otras (¿Quién se acordaría de la palabra “hipsipila” si Rubén Darío no la hubiera empleado en su famoso poema?). 

Junto con esto, han surgido las metalenguas, la retórica, la sofística, las falacias, las metáforas, y un sinfín de recursos expresivos que demuestran la capital importancia del lenguaje en nuestra vida y en nuestra sociedad, convirtiéndose el lenguaje en el camino de la verdad y la mentira, de la claridad y la ambigüedad, de la ciencia y la metáfora, del trabajo y las pasiones, de la rabia y la esperanza…


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